miércoles, 23 de julio de 2014

Cerrando puertas

Dije que volvería y aunque me haya tomado mi tiempito, aquí estoy, soy una chica de palabra.

Llevo un tiempo proclamando a los 4 vientos que he cambiado, que soy diferente y mil cosas más que de tanto repetirlas terminan siendo verdad. No es que no haya cambiado, lo he hecho, pero ¿de qué vale decirlo? El movimiento se demuestra andando, y eso es algo que he aprendido con los años.

Hace unas semanas me di cuenta de que por fin había cerrado el capítulo más largo y uno de los más dolorosos de mi vida, y sí, vale, ¿lo he dicho unas 50.000 veces? Pero la diferencia esta vez es que ya me da igual todo lo que venga de esa persona, y eso antes no era así.

Siguiendo con "el proceso", hace 3 días me deshice de algo que para mí era muy especial y que me acompañaba desde hacía 4 años. Para mí deshacerme de ese elemento significó dejar atrás una parte muy importante de mi, es como si hubiera dejado atrás un pisito de alquiler con todas mis cosas para mudarme a una gran casa vacía, que aún espera llenarse de cosas.

Sinceramente soy de esas personas que creen que a veces una catarsis en la vida de uno viene bien. A mi me pasó, pasé dos de los peores meses de mi vida, los pasé sola, sufrí sola, lloré sola, me resistí a la desidia yo sola y salí yo sola. Esta clase de acontecimientos me enseñaron que no está mal vivir sola, creo que lo que me pasó ha creado en mí un sentimiento de individualidad, antes tenía otra forma de pensar y de ver el futuro y ahora sé que mi desarrollo personal no tiene que ir ligado ni ir de la mano de nadie, porque soy lo bastante fuerte como para levantarme las veces que necesite yo sola.

Después de este pequeño monologo, me pregunto si no será esa experiencia la que me ha hecho madurar y ser como soy ahora mismo. Hace tiempo decidí que todo lo que yo quisiera lo tendría, que aunque me costará la vida lo conseguiría y creo que día a día se lo demuestro a quien no cree en mí.

Siempre hablo del supuesto camino de la vida, pero ya no creo que sea así, somos dueños de nuestras acciones, de lo que hacemos, decimos, de como vivimos... Poner como pretexto un camino que esta "predestinado" no es más que otra burda excusa en la que nos escudamos para no afrontar la realidad, y, aunque me repita con la palabra, creo que ahí es donde está la madurez.

Por eso me he cansado de excusas, por eso me he cansado de escuchar explicaciones que en realidad no son más que mentiras en la que nos volvemos a escudar. Y esto no es un reproche, porque yo lo he hecho, esto no es más que un pensamiento de esta "loca pelirroja" que se suele equivocar más de lo debido.

Puede que nadie entienda mi postura, puede que tenga la felicidad más cerca de mi mano de lo que nunca ha estado, pero si solo por 10 minutos alguien se pusiera en mi puesto, y en esos 10 minutos viviera lo que yo he vivido sabrían perfectamente porque no quiero esa felicidad en mi vida. Existen momentos para todo, y este momento no es el indicado para eso.

Ahora que lo pienso, muchos son los que me han dicho que tengo a alguien en mi corazón, y no ha sido solo uno, por ahora cuento 6, y me lo he llegado a plantear incluso, pero es que... Como lo puedo explicar, si dijera que sí mentiría, quizás lo diría por lo fácil que resulta, es decir, lo puedo tener, pero no es lo que quiero. Para bien o para mal sé lo que es tener a alguien en el corazón, y os puedo asegurar que este no es el caso. Y ojalá, de verdad, ojalá, que no fuera así, pero la vida ha hecho que me resulte casi imposible volver a abrir esa puerta, ya no solo porque no es lo que quiero ahora para mi vida, sino porque mi corazón, y no me da vergüenza decirlo se convirtió hace muchos años en un témpano de hielo, que pocos, muy pocos, consiguen derretir.

Y digan lo que digan, no es malo. Se llama protección, se llama quererse y cuidarse de las agresiones externas. Para mí, es un logro poder decir que pocas personas me conocen realmente, que hay pocas personas que no necesitan preguntar porque simplemente lo saben...

Y no es culpa de nadie que yo sea la "dama de hierro", las cosas que pasan entre dos o tres pasan porque todos quieren y lo permiten. Sí, María lo ha entendido, le costó, pero lo consiguió.

Pero bueno que me puesto muy pesada yo, y como que no, que leer desde el ordenador gasta mucho la vista (como dice mi querida madre). Ya me voy, sin antes decir que... voy a empezar mi CUARTO año de carrera, por lo que "cierro la puerta de tercero".

Besitos de mil colores, y gracias por perder un ratito de tu tiempo y leerme.